La felicidad tiene que ser como esto: hojas de ocra, alguna rosa y estar rodeado del mundo desconocido.
No, en serio, la felicidad tiene que ser algo parecido a la pintura paisajista de principios del siglo pasado, es decir las nubes blancas acumuladas en la esquina del cuadro y pintadas por encima de un cielo azul, repleto de luz oculta. Si te digo la verdad, no entiendo porqué la gente se queja tanto del otoño y lo considera sinonimo de la melancolia. ¿Qué de melancólico tiene una lagrima que resbala en el cristal de la ventana que da al parque? ¿Es que los arboles no lloran? ¿Y qué de melancólico tiene ese color gris otoñal, que es la media ideal del blanco devorado por el negro (o el contrario), al igual que la propia vida, por mucho que nos pongamos camisetas de colorines y nos maquillemos la cara?
No, insisto en que la felicidad tiene que ser como esto: hojas de ocra, alguna rosa y estar rodeado del mundo desconocido.
No, en serio, la felicidad tiene que ser algo parecido a la pintura paisajista de principios del siglo pasado, es decir las nubes blancas acumuladas en la esquina del cuadro y pintadas por encima de un cielo azul, repleto de luz oculta. Si te digo la verdad, no entiendo porqué la gente se queja tanto del otoño y lo considera sinonimo de la melancolia. ¿Qué de melancólico tiene una lagrima que resbala en el cristal de la ventana que da al parque? ¿Es que los arboles no lloran? ¿Y qué de melancólico tiene ese color gris otoñal, que es la media ideal del blanco devorado por el negro (o el contrario), al igual que la propia vida, por mucho que nos pongamos camisetas de colorines y nos maquillemos la cara?
No, insisto en que la felicidad tiene que ser como esto: hojas de ocra, alguna rosa y estar rodeado del mundo desconocido.
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