Monday, February 22, 2010

Con la participación de...

Hay quien dice que la vida es un viaje de solo ida y que rara vez se te permite comprar el billete de ida y vuelta, ya que sale carísimo y hay que tener enchufe para conseguirlo. Dado que no conozco a nadie que haya vuelto a vivir después de haber muerto considero que dicha opinión es lo suficientemente verdadera como para dejar de pensar en conseguir el soñado billete de ida y vuelta.
Los ingleses lo llaman return ticket y no sé si con ello se refieren también al viaje de ida o solo piensan en el viaje de vuelta, independiemente de si hayan logrado realizar el viaje hacia el destino desde donde volverían al punto de partida. Sé que todo eso suena irrelevante con el título del texto aunque a menudo pienso que los títulos no son nada más que una etiqueta, la típica reproducción gráfica compuesta por palabras y dibujos, a veces escondida en alguna parte incómoda de la prenda y otras más aparente que nunca como si fuera más importante que la propia prenda en sí.
Los arboles me gustan porque no hace falta ponerles ninguna etiqueta y ningún título cuando te acercas a ellos. Te puedes quedar mirándolos, incluso charlando con ellos (a escondidas, claro, que si no corres el peligro de que la gente piense que estás mal de la cabeza, y esto a nadie le gusta, ¿a que sí?) y ellos no te pedirán permiso para que los mires ni te van a malinterpretar y, sobre todo, no te van a cobrar, mirarlos es gratis y grato.
Ay, siento que puedo escribir los versos más tristes esta noche pero otro poeta ya lo ha hecho por mí...

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